“Hasta que los guijarros se hagan rocas, y de ellas brote el musgo.” Himno Nacional de Japón
En el Santuario Yasukuni reposan, según la tradición japonesa que cada vez profesan más japoneses en comparación a décadas anteriores, las ánimas de los soldados japoneses y la de los coloniales, que lucharon por el país y por el Emperador, desde la Guerra Civil que azotó Japón en 1867, en la llamada Guerra Boshin, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Este Santuario ha sido el lugar de reposo de todas las ánimas caídas, siendo superiores a 2.400.000 ánimas, entre las cuales están las de Hideki Tojo (Primer Ministro de Japón 1941-1944), y otros altos militares condenados por crímenes de guerra.
Aunque la historia quede aquí, la política sigue hasta nuestros días. El Santuario Yasukuni fue visitado en 2013 por el actual Primer Ministro Shinzo Abe, de la misma forma que anteriormente lo habia hecho anualmente su predecesor Koizumi. Siendo por ello criticados ambos duramente por la República Popular de China y las dos Coreas al interpretar tal acto como una afrenta a sus naciones.
Recordemos que más de la mitad de las ánimas que reposan en el Santuario Yasukuni son las de soldados japoneses, de sus oficiales y altos dirigentes militares, que invadieron China, Corea y otras zonas de Asia. Es por ello por lo que ven con muy malos ojos tales actos de recuerdo por parte de figuras políticas japonesas.
Altos dirigentes políticos, miembros de la Dieta o Parlamento, como también legisladores, han visitado el santuario anualmente, siendo en 2015 cuando la mujer del Primer Ministro Abe lo visitase. Ese mismo año, sucedió un hecho histórico que provocó aún más las iras de China y las dos Coreas, y fue que no pidió disculpas por las acciones de guerra de una forma personal, si no recordando que anteriormente ya se había hecho por las administraciones pasadas. Debemos tener en cuenta que la familia del Primer Ministro perteneció a la cúpula del Gobierno de entonces, por lo que la no-acción fue vista como una acción completamente clara. Además, a esto se tiene que añadir que tres ministras japonesas visitasen el Santuario Yasukuni entonces.
Por otra parte Cabe añadir la reforma militar que se hizo el año pasado, donde después de tramitarse durante dos días, y con un apoyo popular inferior al 50%, se reinterpretaba el Artículo 9 de la Constitución de Japón, que recita lo siguiente:
“ARTÍCULO 9.
- Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales.
- Con el objeto de llevar a cabo el deseo expresado en el párrafo precedente, no se mantendrán en lo sucesivo fuerzas de tierra, mar o aire como tampoco otro potencial bélico. El derecho de beligerancia del estado no será reconocido.”
Defendida por el Gobierno y expertos nipones, esta nueva interpretación permitirá al Imperio japonés actuar de forma ofensiva para prestar ayuda a sus aliados de las Naciones Unidos. Un hecho que puede parecer simple, pero que abre el abanico de interpretaciones al dejar de ser un ejército defensivo y poder empezar una carrera armamentística con el fin de tener la capacidad de ayudar. Empezando con ello un cambio de tendencias en la firma de tratados militares con Estados Unidos y Filipinas.
En la carrera armamentística, sirva como ejemplo que están empezando a probar el nuevo caza desarrollado por Japón a finales del mes pasado, participando en su fabricación Mitsubishi Heavy Industries junto con otras empresas del sector. El proyecto del caza denominado X-2, quiere substituir al actual F-2 de producción combinada entre Estados Unidos y Japón. La presencia de una marca militar propia, dota al país de un nuevo punto de apoyo que le puede permitir despegar una tecnología y un mercado propios, siendo en un futuro posiblemente de carácter internacional o referente.
Tambien seria interesante destacar en el ámbito político-militar el crecimiento de desafección con los Estados Unidos debido a la presencia de la Base Militar estadounidense de Okinawa, establecida en la isla japonesa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Además, en el campo de las relaciones bilaterales con China, estos dias, como consecuencia de la prueba nuclear de Corea del Norte, los Gobiernos de Japón y la República Popular de China han acordado tomar medidas conjuntas al respecto. Después de profundas tensiones por territorios y zonas en el Mar del Sur de la China entre ambas potencias, como es el caso de las Islas Senkaku, cuya titularidad es japonesa pero China las reclama, se han vuelto a tender puentes al más alto nivel para hacer frente a una amenaza común.
Otros ejemplos son: las relaciones militares tan estrechas creadas con Filipinas, el deshielo en las relaciones diplomáticas con China para hacer frente a un potencial enemigo, todo ello mezclado con un aumento de su zona de influencia en países como Vietnam, donde el Gobierno nipón está cooperando en el desarrollo del norte del país, en Camboya donde ya atracan barcos militares japoneses, o incluso con Rusia, donde el país del sol naciente ha desobedecido reiteradamente establecer sanciones, y siguen comerciando a pesar de las existentes.
Todo ello nos demuestra hasta qué punto el Imperio japonés está renaciendo, desde un punto de vista moral, comercial, militar y político, volviendo a ser así, poco a poco, una potencia de nuevo en su zona de influencia.
Imagen: AP