Los Cinco días de Cizre

El 16 de marzo de 1848 la ciudad de Milán se levantó contra los austriacos del mariscal Radetzky, quienes ocupaban la ciudad lombarda. Como consecuencia de ello,  el mariscal ordenó que le mandaran refuerzos y así ocupar militarmente la ciudad, pero una vez lo hizo, empezó la rebelión. Lo que empezó como una simple revuelta popular se convirtió en una rebelión organizada. Durante cinco días de combates callejeros los insurgentes, que no llegaban a los mil, pudieron hacer retirar al mariscal.

Hoy, los kurdos se levantan contra el Gobierno de Erdogan, donde después de los atentados de Ankara, se señala mediáticamente a todos los kurdos que no colaboren con el Ejecutivo como cómplices. El alcance de la operación anti-terrorista es tal que los tanques turcos están entrando en Cizre y deteniendo a cualquier persona que pueda ser sospechosa de ser un insurgente o una fuerza subversiva. Esto ha provocado que el toque de queda impuesto a la ciudadanía, esta no lo cumpla en señal de oposición al gobierno.

La lucha contra el PKK, las milicias terroristas kurdas, está dejando tras de sí un rastro de destrucción por la desproporcionalidad de las medidas adoptadas por las tropas gubernamentales. Desde bombardeos con F-16 o F-4 hasta bombardeos con artillería pesada, que sirven de “castigo colectivo” hacia toda la comunidad kurda de la ciudad por ocultar o no delatar a los miembros de la organización terrorista. Según relatan a los medios algunos ciudadanos de la ciudad, les parece que están viviendo la guerra siriana.

Según las cifras que se hacen públicas, los ciudadanos muertos alcanzan los 145 en la ciudad, mientras las imágenes parecen sacadas de la Guerra de los Balcanes o de la propia guerra en Iraq o Siria. Una ciudad de 130.000 habitantes está siendo reducida a cenizas. Tal como informa Ali Ihsan Su, gobernador de la Provincia de Sirnak, las autoridades turcas no están distinguiendo entre ciudadanos y combatientes.

El gobernador añade: “Destruyeron casas mediante la colocación de explosivos desde las cocinas a los dormitorios y atacaron sin piedad, sin distinguir entre militares, policías, mujeres, hombres, jóvenes o viejos”. Según cifras de Amnistía Internacional, 200.000 vidas están en peligro por el castigo colectivo que están aplicando sobre la población. Una cifra que puede ascender según fuentes locales si se extiende a otras ciudades pobladas por kurdos en la zona más próxima a Siria e Iraq.

De la misma forma que Golpashan, una de las ciudades más importantes asirias fue reducida a escombros por los turcos durante el genocidio asirio que azotó a esta comunidad en 1915, parece ser que el crecimiento potencial de las actuaciones del gobierno turco quieran provocar de alguna forma la ira de los kurdos para que así tengan motivos para usar toda la fuerza posible contra ellos. Tal como ocurrió con los pueblos árabes que se enfrentaron durante la Revuelta Árabe a los otomanos.

Pero de la misma forma que los árabes durante la Revuelta Árabe, y que los milaneses durante las Cinco jornadas, el levantamiento de parte del pueblo contra un enemigo acaba provocando la sinergia suficiente para que el pueblo se levante entero. Un ejemplo de ello fue el levantamiento de la Lombardía y del Veneto enteros después de la insurrección milanesa. Y como está ocurriendo ahora en Turquía, ciudades como Mardin o Diyarbakir se han solidarizado con las víctimas de Cizre, preparadas para la insurgencia para protegerse de la bota neo-otomana.