El triunfo de Ch. Maurras

Estos días leemos noticias sobre Frente Nacional francés, Alternativa por Alemania, Podemos o Movimiento 5 Estrellas, definidos como alternativa a los partidos de izquierda o derecha tradicionales en sus respectivos países. Sin embargo, su origen trasciende más allá de esta simple dicotomía política.

Todo empieza con Auguste Comte, quien afirmaba que el ser humano debía constituirse en sociedades unidas. Más adelante, Durkheim consolidaba el funcionalismo estructuralista, donde la sociedad está compuesta de diferentes partes para construir un sistema social basado en la solidaridad y la estabilidad. Partiendo de esta premisa, Herbert Spencer atribuye a la sociedad un carácter orgánico, donde cada parte de la sociedad era como una parte del cuerpo humano, creando el organicismo o corporativismo político. Mezclándose entonces la antropología de Bronislaw Malinowski, quien establece que la familia es la base fundamental de la sociedad.

En 1884 el corporativismo político toma definición, siendo definido por teólogos como “sistema de organización social que tiene como base la agrupación de los hombres, de acuerdo a la comunidad de intereses naturales, funciones sociales, y como órganos verdaderos y adecuados del Estado dirigen y coordinan el trabajo y el capital en los intereses comunes”. En 1891 la Encíclica papal Rerum Novarum es publicada, y aparece en el pensamiento católico la defensa del corporativismo como una correcta forma política. La situación en Francia, de completa inestabilidad, hace que Charles Maurras coja las riendas de la “Regeneración Nacional”.

Una regeneración que no vendría ni por la derecha ni por la izquierda, porque el liberalismo y la democracia estaban completamente corrompidos, sino a través del orden natural y el corporativismo. Este planteamiento tendría similitudes contemporáneas con socialistas austríacos como Bauer, quien también apela en sus obras a la parte natural de la nación, o directamente a la parte orgánica. Este autor sería el que crearía el concepto “nación como unidad de destino universal”, tan presente en el ideal falangista español. En su obra, la nación “es un conjunto de seres humanos vinculados por una comunidad de destino en una comunidad de carácter”. Yendo más allá, apelando a la propia tradición.

Y por último, las tesis de Schmitt continúan las de Maurras, a favor de un Estado Total, que recuperan la retórica de Bauer y Maurras para afirmar que el liberalismo debe ser derrotado, como también la democracia representativa. El liberalismo porque va en contra de los intereses nacionales, al degradarse por el estatismo burocratizado. Y las democracias representativas y parlamentarias, porque no conocen la realidad política de la ciudadanía, siendo necesario un acercamiento directo entre la política y el ciudadano.

La respuesta a estos problemas sería el Estado Total, anteriormente citado, donde los ciudadanos son parte del Estado y todas las esferas de un individuo, por tanto, también son políticas. De la misma forma que Renán y Maurras, Schmitt establece que el pluralismo político no es correcto porque la democracia necesita una profunda homogeneidad para conseguir unidad política.

Podríamos decir que estas teorías son historias del pasado, pero no, porque si analizamos la retórica política de algunas formaciones políticas, podríamos decir que Charles Maurras ganó hace escasos meses, o incluso días, en Alemania, Italia, Francia o España. Sin incluir países de Europa del Este o Turquía. En el caso del Este, el corporativismo político es característico de la política, la inexistencia de democracias estables hacen que el sistema política corresponda a unos principios y la ciudadanía pida otras. Viktor Orban en Hungría o “Ley y Justicia” en Polonia pueden ser ejemplos de ello.

En Europa Occidental, el crecimiento del Frente Nacional en Francia, la aparición y crecimiento de Alternativa por Alemania, el caso de Podemos en España o el Movimiento 5 Estrellas en Italia, demuestran que el maurrasianismo y las tesis de Schmitt siguen vigentes. De la misma forma que el fascismo italiano era una política revolucionaria, al partir del sindicalismo revolucionario de Georges Sorel, y porque no tenía correspondencia con ningún eje político, y sus miembros venían de la izquierda, el centro y la derecha tradicional, las fuerzas citadas tampoco corresponden a ningún eje ideológico porque sus programas o ideas trascienden a un esquema o corriente.

Si analizamos el caso francés y alemán por un lado, y el caso español e italiano por otro lado, podemos ver como se vinculan entre ellos compartiendo puntos ideológicos que demuestran que vienen del mismo árbol, el maurrasianismo.

El Front National francés deriva directamente de la Acción Francesa y el nacionalismo integral de Charles Maurras. La Acción Francesa era un movimiento político-social francés de finales del siglo XIX integrado por gente de izquierda y también monárquicos, quienes veían el catolicismo como agente cohesionador. La mayoría eran agnósticos o laicos pero creían en la importancia del catolicismo en la sociedad francesa. Charles de Gaulle fue uno de los políticos más destacados que simpatizó con la Acción Francesa y Maurras.

Los principales votantes del Front National provienen de antiguos votantes socialistas, como también de nuevos votantes que no encuentran quien los represente. De hecho, la retórica utilizada por ellos es fuertemente nacionalista, si eres francés tienes tus derechos como francés, si no eres francés, no. Y aquí se mezclan las tesis de Schmitt de la homogeneidad democrática, que en caso del FN se haya en la nacionalidad, y de Maurras en su regeneración: si quieres cambiar el sistema para que el Estado te ayude, vótanos.

Ocurre un hecho similar en Alemania con Alternativa por Alemania (AfD), los principales votantes vienen de Die Linke, el partido de la izquierda socialista heredero de la Alemania del Este. Bajo los mismos preceptos que los antes citados, los nuevos votantes son también quienes han votado por ellos. Y vuelven a recuperar los principios de Schmitt y Maurras: vótanos para cambiar el sistema político y el Estado de Bienestar debe velar por los alemanes para que funcione, porque el Estado debe proteger a sus ciudadanos sin carencias.

En el caso italiano y español, con Podemos y Movimiento 5 Estrellas, el planteamiento de establecer una democracia directa, acercar la política a la gente, velar por el Estado del Bienestar, crear un Estado donde todos formemos parte de él y otras cosas parecidas, parece ser de izquierdas, pero autores como Schmitt o Maurras eran los primeros en hacer bandera de ello. Incluso la búsqueda de un enemigo común que tiene que ser excluido para que la democracia funcione mejor al ser homogenizada, como por ejemplo la “casta”, lo acerca a ambos autores llegando a calcar partes de sus teorías. La definición de movimiento y no de partido en ambos casos, son otro ejemplo de ello.

Así pues, no podemos ubicar ideológicamente estos dos partidos dentro del espectro político como de izquierdas, pues están situados más allá de él, superando lo establecido, siendo las cuatro fuerzas tratadas, completamente revolucionarias, y demostrando que aquello que consolidó Charles Maurras, ganó las elecciones en sus diferentes formas.

Imagen: Charles Maurras en su despacho.