«Ni vencedores, ni vencidos». Así anunciaba el Teniente General Eduardo Lonardi como sería su Gobierno después de la Revolución Libertadora contra Juan D. Perón, que había permitido la polarización del país hasta llegar a atentados entre facciones oficialistas y opositoras. Un Gobierno que duró 57 días como consecuencia de la dimisión del Teniente General por las presiones desde el ala más radical del ejército. A pesar de la brevedad del Gobierno de Lonardi, la idea de luchar a favor concordia nacional sería recogida por otro militar en otro país. Este militar era el Vice-Almirante y Comandante de las Fuerzas Armadas, Wolfgang Larrazábal, en Venezuela.
El 18 de Octubre de 1945 se producía en Venezuela el Golpe de Estado cívico-militar encabezado por R. Betancourt y también por C. Delgado Chalbaud en el que se decide acabar con el Gobierno de Medina Angarita. Es Entonces cuando R. Betancourt se convertiría en el nuevo Presidente de Venezuela, estableciéndose la democracia en el país. Gracias a las reformas democráticas que se habían hecho, el mes de febrero de 1948, Rómulo Gallegos, era elegido como nuevo Presidente del país. Sin embargo, sus políticas provocan cierto descontento social y que él mismo se gane la desafección de miembros de su propio partido y del Ejército. El 24 de noviembre de 1948, un nuevo Golpe de Estado encabezado esta vez por Delgado Chalbaud le derribó como consecuencia de haber fallado a los valores de la revuelta de 1945.
Dos años más tarde de haber sido nombrado Presidente de Venezuela, Delgado Chalbaud es asesinado, provocando una gran crisis a la Junta Militar, creándose la Junta de Gobierno donde se decidiría que Suárez Flamerich fuese el nuevo Presidente, pero de forma provisional, hasta que en 1952 la Junta Militar anunciara elecciones a celebrar el 22 de noviembre. Serian unas elecciones legislativas muy importantes pues poca gente sabía que esto abriría la puerta a un importante precedente en el país. El resultado de las elecciones daba la victoria a Jóvito Villalba, candidato de la Unión Republicana Democrática, el partido que apoyaba a los partidos en el exilio, mientras que de parte oficialista estaba el Frente Electoral Independiente.
Esa misma noche, el Gobierno no reconoció los resultados que decían que Villalba había ganado y declaró a Pérez Jiménez ganador de las elecciones, provocando movilizaciones continuas contrarias al impuesto Gobierno de Pérez Jiménez. Las primeras medidas de este fueron abolir la legalidad de la URD y otros partidos y por tanto, al año siguiente, él se convertiría nuevo Presidente del país.
Donde a pesar de comenzar como un Gobierno a favor del desarrollo del país, más adelante se vería que las libertades civiles corrían riesgo de desaparecer. La creación del Nuevo Ideal Nacional se convirtió en una doctrina social, donde a través de la unión mística del pueblo venezolano con su pasado y la vocación patriótica hacía que el NIN fuera lo que uniría a todos los ciudadanos.
Wolfgang Larrazábal: el militar del pueblo
Todo esto hizo que en 1957, cuando constitucionalmente terminaba su mandato como Presidente, el Gobierno organizase un plebiscito en el que se renovaría de forma automática a todos los gobernantes, desde el Presidente a los Consejos Municipales. Ninguna organización opositora reconoció los resultados, por los que de forma “democrática”, había ganado el Gobierno.
El 1 de enero de 1958 estalló un alzamiento militar contra el Gobierno pero fracasó, demostrando que los militares no confiaban en el Presidente Pérez Jiménez, produciéndose a partir de entonces una escalada de la oposición contra el Gobierno. El día 21 de enero la ciudadanía se pone a favor de los oficiales del fracasado golpe de Estado que estaban presos a través de una huelga. Esto provocaría que dos días después, las Fuerzas Armadas, dirigidas por el Vice-Almirante Wolfgang Larrazábal se alcen junto con la oposición contra el Presidente Pérez Jiménez, provocando que éste se vaya al exilio el mismo día 23 de enero mientras una Junta Cívico -Militar tomaba el poder en el Palacio de Miraflores.
Larrazábal consiguió gracias a su popularidad por el Golpe de Estado ocupar la Presidencia de la Junta de Gobierno, que en escasos 11 meses logró establecer el Plan de Emergencia y el Plan de Obras Extraordinarias, haciendo disminuir el paro al invertir en infraestructuras. Además, la Junta de Gobierno comenzó la apertura política para establecer un régimen constitucional en el país logrando que la oposición y los partidos comenzaran a tomar parte en la política, legalizando los mismos y promoviendo que los exiliados regresaran.
Esto provocó que la parte más dura del antiguo Gobierno de Pérez Jiménez lo viera con malos ojos, queriendo conspirar contra Larrazábal para hacer caer el proceso democrático pero fracasaron al ser descubiertos por las propias Fuerzas Armadas.
Como consecuencia de la democratización del país, el día 31 de octubre de XXXX se firmó el Pacto de Punto Fijo, en el que se logró que las fuerzas políticas firmaran un manifiesto de apoyo a la democracia y a la Constitución. En diciembre se realizaron elecciones democráticas en el país ganando R. Betancourt (socialdemócrata), que ya fue Presidente del país entre 1945 y 1948, quedando segundo W. Larrazábal (centrista) y tercero Rafael Caldera (democristiano).
El 4 de febrero de 1992, un grupo de militares, entre ellos Hugo Chávez, se levantaron contra el Gobierno como consecuencia de las políticas nefastas del Presidente de entonces, que había reprimido fuertemente la situación.
Aunque fracasó el golpe y fue detenido, el Presidente lo absolvió. Diez años más tarde, en 2002, sectores del ejército se encontraron en un punto desconcertante al darse el caso de que Chávez y su Vicepresidente habían dimitido según el Alto Mando Militar, por lo que se forma un Gobierno de facto que dirigirían miembros de la oposición durante menos de tres días. Restituyendo a través de un contra-golpe de Estado a Chávez como Presidente.
El continuismo que no fue
Al morir Chávez y subir al poder Maduro, muchos de los sectores que habían apoyado al anterior Presidente dudan si éste seguirá la línea del anterior, frustrando a muchos simpatizantes de la llamada Revolución Bolivariana. Sin embargo, Maduro gana las elecciones presidenciales enfrentándose a una oposición muy dura y una sociedad que pedían continuidad.
Como fruto de la ruina económica y social que vive el país, la sociedad se ha polarizado, haciendo que los chavistas llenos de decepciones votaran en masa a la oposición. Demostrándose en las urnas que la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez había terminado.
Mientras esperábamos el resultado electoral, las Fuerzas Armadas de Venezuela, hicieron un llamamiento a la unidad nacional, felicitar a los ciudadanos venezolanos, y además, decir que estarían y estarán al lado de la voluntad general del pueblo. Así pues no hablamos ya de un discurso casual, ni tampoco de neutralidad, sino de respeto a las decisiones de los ciudadanos. Unas Fuerzas Armadas, que habían sido bastión de Hugo Chávez, son las mismas que ahora, si son íntegros a sus palabras durante la noche electoral, harían tambalearse al PSUV y al propio Gobierno de Maduro, incluyendo al propio Presidente.
Vladimir Padrino López, actual Ministro de Defensa, afirmó rotundamente que durante la jornada electoral el Puesto de Comando Presidencial de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana respetaría los resultados. «No habría golpe, ni autogolpe, ni junta cívico-militar, ni violencia».
Durante la noche electoral Padrino López anunció, junto con otros miembros del Mando Estratégico Operacional, que no había nada que estuviera contra el proceso democrático, añadiendo que no se admitirían manifestaciones en 24 h, desautorizando así cualquier marcha oficialista contra los opositores. Ante las quejas oficialistas donde las Fuerzas Armadas impidieron que se reabrieran centros de votación fuera de horas y sin gente, lo que hubiera sido ilegal según la propia Ley Electoral del país, así como el “tomar las calles” de Maduro si la oposición ganaba, quedaron desarticulados.
Así pues como conclusión, se podría afirmar que la FANB respetará la decisión y voluntad del pueblo contra cualquier persona que la vulnere. El espíritu de Larrazábal, de ir más allá de dudar de la legitimidad del Gobierno, demuestra en primer caso que el Presidente actual no tiene la confianza de los militares, y en segundo caso, que falta el respeto a la voluntad general del pueblo soberano. Así pues, las palabras de Padrino López no pueden quedar levitando hasta ser ignoradas, pues las advertencias que hicieron al propio Presidente en la noche electoral se pueden interpretar brevemente como: o respetas la voluntad del Pueblo, o no tienes legitimidad para seguir siendo la cabeza del país.