El político y la escritora

Este lunes leíamos en la sección de crónica internacional  de los periódicos que el Presidente de Bielorrusia había sido reelegido democráticamente para seguir dirigiendo el país, mientras que en la sección de cultura teníamos que la nueva Premio Nobel de Literatura era de allí. Un hecho poco casual pues nos llegan pocas noticias de tal lugar, al ser el último bastión del socialismo de estado en la vieja Europa.

Presentándose en las elecciones presidenciales desde 1994 hasta las de este domingo, solamente en las elecciones de 2001 consiguió un resultado inferior al 80% de los votos, siendo el porcentaje del 77.4%. Este hecho ha levantado polémica pues desde Estados Unidos y la Unión Europea se le ha llamado “el último dictador de Europa”. Desde denuncias por fraude electoral, como también la persecución de opositores y acusado por la oposición de violar los Derechos Humanos, la imagen de Aleksandr Lukashenko no queda exenta de polémica.

Analizando sus cuatro mandatos como Presidente, podemos destacar las continuas reformas económicas, políticas y diplomáticas. Analizando las reformas económicas, se puede destacar el carácter estatal de la economía, muy dependiente de la rusa en el fondo, para poder desarrollar una economía doméstica propia. Un ejemplo de la estatización de su economía es que el 80% de la industria está en manos del Estado, siendo la agricultura y la minería los principales sectores económicos. Curiosidades al respecto, su tasa de desempleo era del 1% según datos del 2009, citando fuentes gubernamentales.

Dentro de las reformas políticas está su rusificación convirtiendo el país en un régimen presidencialista. Aunque en 1996, 70 diputados de 110 de la Duma presentaron una moción de censura contra él, pero organizó un referéndum ganando con el 70% de apoyo. Este hecho provocó que automáticamente fuese elegido hasta 2001. Debido a esto, y a la transformación de convertir el país en bicameral, provocó que incluso el expresidente del Parlamento lo calificase de farsa política. Aunque la Constitución de Bielorrusia limitaba el mandato a dos legislaturas, Lukashenko organizó un referéndum consiguiendo con el 86% de los votos, eliminar dicho límite.

Y en el último ámbito, el diplomático, sus principales aliados son Rusia y China. Siendo uno de los socios de la Unión de Rusia y Bielorrusia, la Comunidad Económica Euroasiática o más adelante la Unión Aduanera Euroasiática. De la misma forma que debido a su política respecto la oposición, la Unión Europea ha sido muy reticente respecto a las políticas del país. Históricamente, cabe destacar el papel de Sadam Husein y Slobodan Milosevic, con quien el Gobierno Bielorruso mantenía buenas relaciones. Como consecuencia del apoyo del Departamento de Estado a la oposición, las relaciones con Estados Unidos son casi inexistentes, un hecho que puede demostrar la falta de tolerancia respecto a la oposición en el país.

Y rodeada de toda esta situación, aparece Svetlana Alexiévich recibiendo el Premio Nobel de Literatura este año. Una pluma muy crítica con el Gobierno y siendo al mismo tiempo reflexiva sobre porqué ocurren las cosas. Aun así, en una entrevista señaló: “Para la libertad hace falta gente libre y esa todavía no existe”, comentando así la situación en su país. Es quizás por ello que al haber ganado el Nobel, en un país con una cultura social soviética, donde esta es muy importante al estar por encima de la política, sea dentro de unos años un referente para la oposición, consiguiendo que se junten y, como también señala, dejen de preocuparse por su vanidad y se den cuenta de la responsabilidad que tienen.

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