Erdogan contra Atatürk

Mi gente va a aprender los principios de la democracia, los dictados de la verdad y las enseñanzas de la ciencia. La superstición debe irse.” Mustafá Kemal Atatürk

Pocas naciones han experimentado cambios tan profundos como la turca cuando se desmoronó el Imperio Otomano. De la misma forma que el Bósforo separa Estambul, dividiendo Turquía en dos continentes, Europa y Asia, también dos corrientes políticas surgen de tal división, el Kemalismo  y el Otomanismo. La primera busca el progreso a través de mirar a Europa y occidentalizar la sociedad, mientras la segunda lo busca mirando hacia el esplendor del Imperio Otomano y sus años dorados de expansión.

El Kemalismo se inspira en las llamadas Seis Flechas: Nacionalismo, Populismo, Estatismo, Laicismo, Republicanismo y Reformismo. Planteamiento creado por Mustafá Kemal Atatürk siendo Primer Ministro de Turquía entre 1920 y 1921, y después el Primer Presidente de Turquía desde 1923 a 1938. A diferencia de otros movimientos, el Kemalismo fue llevado a la práctica durante sus años como Presidente.

Cerró las escuelas teológicas islámicas, suprimió la Sharia o Ley Islámica, prohibió vestir con fez a los hombres y con velo a las mujeres, promoviendo la occidentalización en el vestir, se adoptó el alfabeto latino, se crearon nuevas escuelas artísticas y academias de Bellas Artes, y se levantó la prohibición islámica de consumir alcohol. Se adoptó por un idioma puramente turco, suprimiendo las palabras extranjeras como las persas o las árabes.

El Estado, dotado de una Constitución, se guio por el Código Civil suizo, el Código Penal italiano y el Código de Comercio alemán para que la sociedad turca fuese regido por uno de los más avanzados compendios de leyes, como también introdujo el sufragio femenino en el país para que estas votasen y pudiesen ser elegidas si se presentaban como candidatas al Parlamento turco. Como hecho trascendental, adoptó el calendario gregoriano y el domingo fue declarado festivo.

Al final de su mandato fue proclamado unánimemente Padre Turco por el Parlamento turco, un título que llevaba consigo pues Atatürk significa eso, junto con el de Padre de la Patria Turca. Al morir, su sucesor, Ismet Inonu, fue el que promovió el culto a la personalidad hacia la figura del primer presidente del país, continuado hasta hoy en día. Incluso perdiendo poder el partido kemalista CHP, que fundó Mustafá Kemal, el culto a la personalidad sigue.

En 1960, hubo un Golpe de Estado por parte del General Cemal Gürsel debido a la victoria del Partido Demócrata turco, quien se oponía frontalmente a las reformas del CHP. La causa del Golpe de Estado no fue la victoria de los conservadores, sino las altas tasas de inflación, la escasez de bienes esenciales, un escaso progreso económico, además de momentos de abuso de poder, y la supresión de las voces críticas, como también censuras a la prensa. Esto provocó que las Fuerzas Armadas y la población civil se acaben sublevando devolviendo el país al orden democrático kemalista.

El Kemalismo se mantuvo en el poder hasta el Golpe de Estado de Kenan Evren, un militar que estuvo 9 años en el poder, entre 1980 y 1989. Durante su directorio militar estableció una nueva Constitución re-interpretando el Kemalismo, aunque él se definía como seguidor de Kemal Atatürk, en la práctica suspendió las libertades civiles y los derechos humanos en pro de la estabilidad nacional, un planteamiento que nunca hubiese tolerado el primer presidente. Y con esta deformación del Kemalismo llegamos a hoy en día.

Si hasta el momento estábamos mirando al lado europeo del Bósforo, ahora miramos al asiático con el resurgir del Otomanismo.  Turquía hoy en día parece que está a la deriva siendo guiada por el Síndrome de la Edad de Oro hacia el regreso de un Imperio Otomano que no será ni imperio, ni tampoco otomano. La última victoria electoral de Erdogan con mayoría absoluta debido a la polarización social que ha conseguido desde que empezó su etapa como Presidente de Turquía, le brinda una oportunidad al resurgir de una era anacrónica.

Una etapa que empezó con la reforma del artículo 301 del Código Penal turco, abriendo la veda a la censura y penas de prisión siempre que esta pudiese o fuese sospechosa de provocar un agravio público a la identidad nacional turca, a la República, a la Gran Asamblea Nacional, al Gobierno y a las Fuerzas Armas. Esto provocó la detención de periodistas, jóvenes críticos con el Gobierno e incluso todo aquel que pudiese ser culpable de “insultar” a lo citado anteriormente. Este mismo artículo es el que bajo penas  de “agravio público” no permite estudiar o hacer público el Genocidio Armenio en el país.

Además, bajo la presidencia de Erdogan se ha limitado el poder del Ejército y las Fuerzas Armadas, se ha potenciado las escuelas islámicas, la construcción de mezquitas, se han establecido restricciones en la venta de bebidas alcohólicas, se ha normalizado el uso del velo islámico, como también las plazas públicas están siendo ocupados por egresados de centros religiosos sunitas. Aboliéndose así cualquier principio de laicidad en el país.

Si volvemos a las Seis Flechas, del legado de Kemal Atatürk no queda absolutamente nada, pues incluso el reformismo se pone en duda con el carácter restrictivo de la “Nueva Turquía” de Erdogan. Y aunque el régimen haya sido votado, el republicanismo ha quedado enterrado con la concentración de poder que está ostentando el presidente del país. El Patriotismo queda difuminado con frustradas expansiones diplomáticas a países como Bosnia o Siria, como por los demás pueblos turcos que le ha dado la espalda.

Ni el Estatismo en el campo económico sobrevive bajo Erdogan, pues la mezcla de mercantilismo y acuerdos comerciales congelados por su rol en la guerra de Siria e Irak no ha conseguido salvar la economía turca que se aboca al sinsentido absoluto. Los acuerdos suspendidos con Rusia, Israel o Jordania demuestran lo frágil que está siendo la economía nacional, donde el Estado no es capaz de responder a las necesidades de su propio pueblo.

En conclusión, y citando al Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy: “El nombre de Atatürk trae a la mente los logros históricos de uno de los grandes hombres de este siglo, su inspirada dirección del pueblo turco, su comprensión perceptiva del mundo moderno y su audacia como líder militar”. Una sentencia que fue dicha el diez de noviembre de 1963, pocos días antes que fuese asesinado.

Imagen: Bandera del Kemalismo, donde aparecen las Seis Flechas que representan los seis pilares dels movimiento kemalista.